1.05.2011

...mágica noche del mes de enero...

"Ya vienen los Reyes por los arenales,  
ya le traen al niño muy ricos pañales. 
Pampanitos verdes, hojas de limón,
la Virgen María, madre del Señor.
Oro trae Melchor, 
incienso Gaspar
y olorosa mirra 
el Rey Baltasar (...)"
Podemos hacer mágicas todas las noches del año, pero sin lugar a duda ninguna será como esta: los zapatos están relucientes, el vaso de leche y las magdalenas para los Reyes Magos encima de la mesa, la alfalfa para los camellos, que vendrán cansados, en la puerta de casa (debajo de mi ventana),... La habitación recogida por si entran mientras duermo para darme un beso, retoques al árbol de Navidad para que luzca como ninguna noche... Sin duda todavía mantengo esa ilusión. Todavía me acuesto temprano para que no me sorprendan, escucho el ruido de los paquetes mientras se envuelven, mientras los Magos les ponen dedicatorias personalizadas con mucha imaginación. Escucho algún adorno navideño que cede a la ramas del árbol y, que sin querer, cae al sueño... y mientras, escuchando el compás de tic tac del reloj, me duermo plácidamente con una sonrisa deseando que llegue la mañana siguiente; pienso en lo que me espera. Me espera  el conocer si los Reyes me conocen y han acertado con lo que yo tenía en mente , pues desde hace unos años no escribo carta, prefiero la sorpresa. Me espera la emoción agitada de mi hermano que esa mañana sí que madruga y nos hace madrugar (...) Me gusta dejar mis regalos para los últimos. Me gusta ver la cara que ponen los demás al abrir los regalos que yo les he pedido. Me gusta ver como a pesar de hacernos mayores los envoltorios con papel de regalo se desgarran con ganas, emoción e ilusión (a veces con desesperación porque hay Magos que los envuelven a conciencia). Me gusta saber que la ilusión de la Noche de Reyes se hace realidad por la mañana y me gusta poder sentarme a desayunar un delicioso Roscón relleno de nata mientras observamos los regalos. Me gusta tener ganas de contar el contenido de aquello que hace unas horas me dejaron debajo del árbol. Me gusta volver a sonreir y disfrutar de la magia, de esa magia que una vez al año se hace realidad.

   Miro por mi ventana. Mietras escribo esta entrada veo a la carrozas cargadas de juguetes y de fábulas que van a refugiarse para que esta tarde niños, y no tan niños, disfruten a su paso. El entusiasmo, la euforia y la agitación están servidas... Cuento las horas, los minutos... estoy nerviosa, emocionada, no lo puedo evitar. Algo ha ocurrido a la hora en la que me he levantado para estar así. Eran las 10.30h de la mañana, un día de vacaciones en los que no tienes ganas de madrugar y en el que desde la cama, mirando por la ventana, veía la bruma y la niebla de una mañana fría propia del mes de enero. Quizá llueva. De repente el timbre de fonoporta suena. El cartero. Como cualquier mañana me he levantado para abrir. He ido hacia la cocina para prepararme el desayuno y antes de poder coger  el tazón de la leche alguien llama a la puerta. De nuevo el cartero. Tenía un paquete en la mano y a modo de Page Real, me ha entregado mi primer regalo de Reyes. En el sobre ponía: "TE LO MERECES" y dentro de él había una muy dulce sonrisa que me he dibujado en la cara y de la  que espero no tenerme que desprender en todo el año.




Felices Reyes***  

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