1.10.2011

...all good things (...) come to an end...

Domingo 9.enero.11. Hora de cenar. Mi familia y yo estamos sentados en la mesa y es mi padre quien tiene en su posesión el mando de la televisión. Cuando éramos pequeños nos echábamos a temblar: si él tenía el mando sabíamos lo que tocaba ver: algún documental de "la 2" que por más que intentabas, jamás lo entendías. Rollos en blanco y negro. A menudo subtitulados. Era una pesadilla. No teníamos bastante con que se acabara el fin de semana para que encima tuvierámos que ver algo que no nos gustaba.

    Pero anoche fue distinto. Sí, era domingo y para más inri fin de las vacaciones de Navidad (para todos menos para mí, que gracias al hecho de haber acabado la carrera en el tiempo estipulado, hoy me veo en el PARO y con la mayor suerte del mundo por tener todo el tiempo libre para pensar en qué hacer con mi futuro). Temblé al pensar que me iría a la cama enfadada como años atrás, pero hubo una palabra que me enganchó durante casi 53 minutos a la pantalla: OBSOLESCENCIA PROGRAMADA. Claro, no podría ser de otra manera. Es nuestro día a día, y todo aquello que sabemos que nos gusta nos atrae: el consumismo. O como lo tituló la propia autora: "Comprar, tirar, comprar". Gran documental que, al investigar un poco más sobre él, he visto que ha enganchado a varias personas y, como yo, le han dedicado un post en sus blogs (aún así, no estuvo entre los cinco programas más vistos de la parrilla).

   No hay más ciego que el que no quiere ver y de eso no hay duda alguna. Soñamos con que nuestra vida sea ficción; que vivamos historias siendo los grandes protagonistas de las grandes películas. Estamos tan sumamente ciegos que nos damos cuenta de que la realidad no existe. Todo está predefinido, pronosticado, fraguado, forjado,...obsoletamente programado. Creemos que compramos lo último en móviles, en ordenadores, en lavadoras y planchas. Somos los reyes de la carretera con el último automóvil del mercado. Creemos que cuanto más dinero tenemos más felices somos porque lo podemos gastar en lo que queramos. Consumimos, disfrutamos de la compra y sobre todo, nos regocijamos cuando nos comparamos con el compañero del trabajo porque tenemos algo mejor que él. Dichosos nosotros. En realidad, la ficción que tanto nos gusta se aprovecha de nuestros bolsillos. Está poniendo en peligro la integridad del planeta y, lo que para mí es más alarmante: está poniendo en peligro la integridad de las personas. Esas personas que somos nosotros mismos.

   Un producto que dure para siempre no es un buen negocio. Los productos de consumo duran cada vez menos porque así se puede mantener la economía de un país. No pasa nada, ¡gastemos! A fin de cuentas si hay consumo hay negocio, si hay negocio la economía de un país sale a flote y si sale a flote, todo el mundo tendrá un puesto fijo y nadie escaseará a la hora de tener dinero. Seguro que los 100€ que me he dejado esta mañana en las rebajas son los 100€ con los que me pagarán la semana que viene un trabajo temporal que acabo de hacer (tendría que haber firmando a modo de autógrafo ese billete antes de entregárselo a la dependienta).

   Cossima Dannoritzer ha sabido expresarlo. Sabe bien de lo que habla. Otra cosa es que le hagamos caso. Pero, si le hacemos caso, ¿dónde podríamos llegar a parar? Ética contra capitalismo. O lo que creo que es lo mismo: "mi yo" Vs. "mi yo". Somos muy nuestros. Creemos que tenemos las ideas bien claras pero ninguno sabemos decir que no a un caramelo, ¡y más si está en rebajas! Yo he picado esta mañana. Anoche me acosté concienciada del mal que le está haciendo la tecnología a la sociedad y esta mañana me he comprado unas maravillosas gafas de sol. ¿A que son divinas?





    Como decía, la tecnología está haciendo mucho mal a la sociedad.  La tecnología camina a mayor velocidad de la que nosotros somos capaces de alcanzar a la hora de consumir. Son meramente incompatibles y África es quien se lleva la peor parte: mi nuevo televisor, mi nuevo portatil, mi nuevo y maravillos e-book (¡Qué bien se han portado los Reyes!), dentro de unos meses serán chatarra e irán a pasar mejor vida allá donde la vista no nos alcanza. Basura informática. Montañas de basura informática y de utensilios que se pasarán de moda y que no me harán "cool" entre mis amistades.

    ¿Por qué pese a los avances tecnológicos los productos duran cada vez menos? Mientras me quedo pensando que la mejor manera de ser eficiente es reutilizar lo viejo y que reparar enriquece a los individuos... observo mi viejas gafas Ray Ban y las comparo con las nuevas. ¿Para qué reparar cuando con dinero puedo alcanzar mi felicidad?




ENLACES DE INTERÉS
http://www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-cada-vez-menos/392498.shtml
http://encuentrosdigitales.rtve.es/2011/cosima_dannoritzer.html
http://www.publico.es/ciencias/351722/corta-vida-al-producto

   

1 comentario:

Anónimo dijo...

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